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Parte del equipo de Azul Ambientalistas
visitamos el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, donde los propietarios
de Granjas de Tibana en la avenida Flamingo, nos hospedaron y brindaron
toda su colaboración para esta investigación.
Entrando al poblado de Chichiriviche en
el estado Falcón en la región noroccidental costera de Venezuela e
inmerso en el Parque Nacional Morrocoy, atraviesas una carretera donde a
ambos lados aparentemente solo puedes ver maleza. Pero si te detienes a
observar detrás de esa vegetación (solo si logras superar tus ansias
por llegar a las playas) encontrarás un verdadero paraíso caribeño.
Hay un Refugio de Fauna Silvestre
totalmente olvidado, los bañistas pasan por el sin ni siquiera darse
cuenta o aminorar la marcha del auto para disfrutar de la vista de estos
parajes o de su fauna, solo piensan que es otro vertedero de botellas
de plástico o vidrio y ni hablar de la contaminante bolsa plástica, la
cual lamentablemente vimos a ambos lados de la carretera.
El Refugio de Fauna Silvestre Cuare es un
mundo en sí mismo. Su belleza satura los sentidos, su exuberante
explosión de naturaleza nos recuerda el infinito esplendor de la vida.
Si pudiera hablar nos pediría: ¡Déjenme ser!
Este Refugio fue creado el 31 de mayo de
1972, mediante el decreto 991, publicado en la Gaceta Oficial Nº 29.820
del 02 de junio de 1972. En noviembre de 1988 ingresa a la lista de
humedales de importancia internacional de la Convención Ramsar.
Un territorio demasiado rico para ser
considerado como un destino cualquiera. Al visitarlo cada uno tendrá
dónde elegir su éxtasis: en las tonalidades de verde, en sus agrestes
riscos, en sus aves que llenan de color el cielo, en sus sinuosos
caminos de agua entre manglares y ciénagas.
Con una superficie de 11.853 hectáreas,
de él forma parte el Golfete de Cuare, una bahía de 1.982 hectáreas que
se extiende a lo largo de la vertiente Norte del Cerro Chichiriviche. Un
cuerpo de agua es comunicado con el mar por una boca de más de 500
metros de ancho, tiene un promedio de dos metros de profundidad y está
bordeado de bosques de mangle, canales y cuevas.
La vertiente sur del Cerro Chichiriviche
está compuesta por bosques siempreverdes y semidecíduos, en la vertiente
este domina un bosque deciduo (que pierde sus hojas durante la estación
seca) y la vertiente noroeste se caracteriza por riscos escarpados,
visibles desde el lado marino, en cuyas grietas se desarrolla un tipo de
vegetación particular.
Los riscos están rodeados por bosques
altos que, en algunos lugares, descienden casi hasta el mar y se
confunden con el denso manglar.
El Refugio de Fauna Silvestre Cuare se
encuentra en la planicie de inundación del río Tocuyo, y recibe aportes
del río Sanare y de cursos intermitentes que nacen en el Cerro
Chichiriviche por el sur: Caño Dieguito, Boca San Pedrico, Boca San
Juanico y Barón. Cuando el río Tocuyo se desborda el agua dulce entra en
contacto con el mar llevando los nutrientes de la tierra.
Gracias a esto, en sus aguas y manglares crece la ostra mangle, de gran valor económico para los pobladores.
Cuare también está cerca del río
Tucurere, que en época de lluvia inunda su propia planicie, la cual fue
decretada Reserva de Fauna Silvestre. Por esta cercanía, en este refugio
se pueden observar loros y otras aves de ecosistemas terrestres.
Alberga cerca de 300 especies de aves,
además de gran cantidad de reptiles y mamíferos en peligro de extinción.
Constituye una de las principales zonas de humedales de Latinoamérica.
Biodiversidad
En general, como ocurre con todas las
zonas costeras que poseen planicies de descarga de grandes ríos, el
drenaje en el área es deficiente debido a la baja pendiente del terreno,
característica que da origen a extensiones del territorio con un
régimen de inundaciones que, a su vez, depende de los patrones de
precipitación y mareas.
En el área se definen claramente dos
períodos climáticos, el seco y el lluvioso, este último con dos picos
anuales. Durante el período de lluvia se incrementa el aporte de agua de
los ríos, inundándose las albuferas, manteniendo así este sistema
altamente productivo entre los meses de junio a enero.
Por su parte, el Golfete de Cuare, que le
da el nombre al Refugio, es una bahía costera de 1.982 hectáreas que se
extiende a lo largo de la vertiente Norte del Cerro de Chichiriviche.
Es un cuerpo de agua permanente
comunicado directamente con el mar por una boca de aproximadamente 560
metros de ancho, lo que le permite mantener una alta estabilidad en sus
condiciones físico-químicas, a excepción de periódicos cambios en la
salinidad determinados por los aportes de agua dulce de las quebradas
intermitentes del Cerro Chichiriviche y los provenientes del río Sanare y
los caños El Estero y Dieguito.
Este golfete posee un promedio de 2
metros de profundidad y se encuentra bordeado de bosques de mangle, y
numerosos canales y cuevas.
Los manglares crean hábitats propicios
para el refugio, alimentación, reproducción y desarrollo de numerosas
especies de invertebrados y peces, varias de ellas de interés pesquero.
Entre las aves más llamativas destacan
los flamencos (Phoenicopterus ruber ruber) y las corocoras rojas
(Eudocimus ruber), que utilizan la ciénagas y algunos cayos, además de
muchas especies de garzas y aves migratorias que aprovechan las áreas
temporalmente para descanso y alimentación estacional.
El área es además utilizada por especies
en peligro de extinción, como son el caimán de la costa (Crocodylus
acutus) y varias tortugas marinas entre ellas la de Carey.
Les cuento que tuvimos en nuestra visita
un mágico encuentro con un hermano Caimán de la Costa (En la fotografía
de arriba), quien se deleitaba en el agua del cálido clima bajo un sol
de mediodía que hizo de su aparición una experiencia única.
Los humedales son ecosistemas acuáticos,
naturales o artificiales, permanentes o temporales, dulces, salobres y
salados, incluyendo extensiones marinas hasta el límite más profundo de
los arrecifes coralinos y plantas acuáticas, o en su ausencia hasta los
seis metros de profundidad medidos en marea baja.
Estos ecosistemas proveen tierras
fértiles, leña y madera, peces y agua, transporte, protección contra
tormentas, estabilización del litoral, depuración de las aguas,
retención de agentes contaminantes y esparcimiento. Cuare es uno de los
principales humedales de Latinoamérica y número uno de Venezuela.
Da lástima el poco interés por la
conservación de estos lugares, estando la vía llena de basura. En algún
momento se construyeron miradores para la observación de las aves junto a
la carretera, pero están en total ruina, del olor ni hablar, y si te
arriesgas a subir a ellos, puedes caerte sin lograr ver nada, ya que
desde que se construyeron no han tenido mantenimiento y no han debido
limpiar nunca la maleza, y ya está tan crecida que impide la visión…
Alguien me dijo que la distancia nos es parte del olvido y una parte de mi memoria se quedo en Cuare para siempre…
Agradecimientos a Teresa Jiménez y a los propietarios de Granjas de Tibana en la Av. Flamingo
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